El cantante de la épica banda Black Sabbath ofreció una entrevista para dar detalles sobre su próximo y ultimo concierto “Back to the Beginning”. Ozzy Osbourne confesó padecer una serie de enfermedades físicas y especialmente enfermedades mentales que dificultan su tocada de despedida.
A pesar de todos sus males, Ozzy prometió “dar el 120%” aunque no interpretará todo el repertorio habitual, por falta de fuerzas. Desde hace tiempo lucha contra el Parkinson, lo que merma su rendimiento sobre el escenario.
Además, se ha sometido a múltiples cirugías de cuello y espalda, que limitan su movimiento, por lo que recurrió a un tratamiento especial para poder aumentar el tiempo sobre el escenario.
Su determinación de dar lo mejor en su concierto final, lo llevó a tomar terapias físicas con un entrenador de Los Ángeles, especializado en recuperación de movimiento.
Tengo a este muchacho que es entrenador, ayuda a la gente a volver a la normalidad, literalmente, vive conmigo. Está siendo muy duro, pero está convencido que puede levantarme. Yo estoy dando todo lo que tengo. Entreno 7 días a la semana y acabo en cama otros 7”, dijo la leyenda del rock con el sentido del humor que jamás ha perdido.
“Me miden la presión 15 veces al día, tengo este jodido aparato en mi dedo, Es un monitor que dice como está mi corazón”, agregó.
Durante sus años de estrella del rock, enfrentó problemas de adicción, incluso estuvo cerca de la muerte por su adicción a la cocaína y alcohol, por lo que lleva constantemente un oxímetro para medir sus niveles de oxígeno, aunque aseguró que esta solo es la punta del iceberg de todos los males que le dejó su dependencia a toda clase de sustancias.
Ozzy, además, padece de Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH), una enfermedad mental que lo devora lentamente, y lo llena de miedos e inseguridades.