Atacama: invertir en cultura es invertir en comunidad

En cada rincón de la región de Atacama, la cultura se traduce en movimiento: en la artesana de Bahía Inglesa que ve sus tejidos llegar a manos de visitantes, en los jóvenes de la Orquesta Sinfónica Juvenil que afinan instrumentos para su primera presentación, en el taller de danza que peregrina hasta San Félix o Inca de Oro para llevar creación fuera de los centros urbanos. Estos hechos parecen sencillos, pero son la evidencia de que la cultura es un motor real de igualdad, pertenencia y trabajo. Por eso debemos reivindicar que invertir en cultura es tan esencial como invertir en salud, educación o seguridad.

En 2025, nuestra región ha sido escenario de un fortalecimiento sin precedentes: los Fondos de Cultura crecieron un 56 % respecto del 2024, destinando $833 482 858 a 56 iniciativas que fortalecen la programación artístico-cultural, la empleabilidad de nuestra comunidad artística, y la conexión de los territorios con sus creadores. Iniciativas como la 14ª Feria Nacional de Artesanía en Bahía Inglesa, con más de 100 artesanos; el festival Territorio Cuerpo, que llevó danza a pueblos como Alto del Carmen, El Salado o Chañaral de Aceituno; la novena versión del Encuentro Foto Atacama que reunió a artistas visuales de todo el país; y el proyecto “El teatro y la danza por los rincones de Atacama”, no son meros eventos, son puerta de entrada para jóvenes, públicos nuevos y familias que encontraban la cultura fuera de su alcance.

Ese impacto se ve también en programas de base comunitaria: 32 organizaciones en Atacama forman parte del Programa Puntos de Cultura Comunitaria, con un aporte de $154.434.196 que les han permitido realizar talleres de circo, teatro, música, artesanía, alfarería y presentaciones de diversas disciplinas artísticas. Lo que se gesta allí es mucho más que un acto artístico, ya que se genera empleo, se afianza identidad local, se empodera a niñas, niños y adultos a tomar la palabra creativa de sus comunidades. Lo mismo sucede en la Orquesta Sinfónica Municipal de Copiapó, que con una asignación de $324.000.000 duplicó su presupuesto, ampliando sus presentaciones y talleres para estudiantes gracias a nuestro Programa de Orquesta Regionales Profesionales; y en la Orquesta Sinfónica Juvenil de Atacama, conformada por 42 jóvenes entre 12 y 22 años, que hoy se forman para ser músicos y ciudadanos activos, y que transforman sus vidas a través de la música.

No olvidemos la infraestructura que hace visible la cultura: la reposición de la Biblioteca Pública Regional de Atacama, con más de $1.322 millones no sólo moderniza su construcción, estanterías y equipamiento: abre un espacio de encuentro, aprendizaje digital y conversación para todos; y la construcción del nuevo Museo Regional de Atacama con más de $11.000 millones de pesos, y que pronto será punto de conexión entre nuestro pasado, nuestros creadores y las generaciones que vienen y que será uno de los espacios culturales más grandes y nuevo del país, y un orgullo para nuestra región.

Pero estos logros no pueden quedarse en el ahora, es necesario seguir proyectando e invirtiendo: en el debate nacional del Presupuesto 2026, debemos asegurar que estas experiencias – que hoy son pruebas vivas de que la inversión cultural cambia vidas – tengan continuidad y expansión. Tal como la ministra Carolina Arredondo ha señalado, “la cultura, el arte, el patrimonio son parte fundamental de la vida de las personas”. Si salud, educación o seguridad tienen prioridad en la agenda pública, la cultura debe ocupar el mismo rango. No se trata solo de construir infraestructuras o asignar fondos: se trata de abrir caminos para que más personas se formen, trabajen y participen plenamente.

Cuando una joven de Alto del Carmen participa en una obra de teatro o en una presentación de danza; cuando un artesano ve su oficio reconocido; cuando una orquesta de estudiantes se presenta en su barrio o viaja a deslumbrar a otra ciudad: ahí la cultura se convierte en política pública eficaz. Esa es la apuesta que estamos haciendo en Atacama – porque cada peso invertido en cultura es semilla de desarrollo humano, cohesión social y futuro compartido. Ahora es el momento de asegurar que esa apuesta siga en marcha, con decisión en 2026, y más allá.

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