Personas mayores de Santiago concluyen inédito y transformador programa de empoderamiento

El eco de un mensaje simple pero profundamente poderoso resonó en el Palacio Pereira durante la ceremonia de cierre del programa “Formando Formadores Mayores”“Yo puedo”. Con esas dos palabras, líderes y lideresas mayores de Pedro Aguirre Cerda, San Joaquín y otros territorios sintetizaron el aprendizaje, la fuerza y la convicción que emergieron a lo largo de esta experiencia formativa impulsada por Fundación Geroactivismo.

14.11.2025

Con emoción y un fuerte sentido de comunidad, la primera generación de la escuela de empoderamiento “Formando Formadores Mayores”, impulsada por Fundación Geroactivismo, recibió esta semana sus diplomas en una ceremonia realizada en el Palacio Pereira, en Santiago. La capacitación, financiada por el Fondo de Fortalecimiento de las Organizaciones de Interés Público del Ministerio Secretaría General de Gobierno, marcó el cierre de un proceso formativo que, a lo largo de cuatro intensas jornadas, desafió, movilizó y fortaleció a personas de la tercera y cuarta edad provenientes principalmente de las comunas de Pedro Aguirre Cerda y San Joaquín.

La relatora Érika Silva destacó este espacio para que personas mayores se reconocieran como agentes activos en sus comunidades, fortaleciendo saberes, revisitando habilidades y compartiendo experiencias que enriquecieron al grupo completo. “Uno cree que viene a enseñar, pero en realidad el aprendizaje se construye conversando, escuchándose y caminando juntos. Este proceso fue profundamente participativo”. El programa contemplaba sesiones presenciales, divididas en tres bloques temáticos: Identidad, placer y bienestar; Derechos y rol del Estado; y Artivismo como herramienta de transformación social. A través de dinámicas participativas, técnicas de bordado, collage, escritura y creación colectiva, las y los asistentes pudieron compartir experiencias y elaborar propuestas de incidencia territorial.

“Tenemos carrete para mucho tiempo”

El espíritu de la jornada estuvo marcado por relatos de superación y descubrimientos personales. Las voces se entrelazaron para dar cuenta de un proceso que reafirmó capacidades, derribó miedos y renovó energías para seguir participando activamente en sus comunidades.

“Yo puedo”, repetían con fuerza, como un recordatorio de todo lo aprendido y como una declaración hacia el futuro. “No nos podemos quedar en la casa sin hacer nada, tenemos carrete para mucho tiempo”, dijo una de las participantes, recibiendo la ovación de sus compañeros y compañeras.

Para Sergio Cárcamo, presidente de la Junta de Vecinos Miguel Ángel, el taller fue una oportunidad de crecimiento compartido: “Ha sido muy enriquecedor. Uno aprende todos los días y también entrega su experiencia de vida. Todavía tenemos mucho que aportar”, afirmó.

Luego agregó con honestidad: “Este taller nos remeció un poco. Conocer a otros líderes ayuda mucho, porque fortalece la convivencia con nuestros pares. Me voy con herramientas útiles para seguir trabajando en el territorio”.

Gabriela Ormazábal, presidenta del club de adulto mayor Dale vida a tus años, también revivió capacidades que creía olvidadas: “Volví a bordar, algo que no hacía hace años. También diserté, hicimos un proyecto… y nos fue súper bien. Aprendí cosas que no sabía, sobre leyes y derechos”, compartió emocionada.

En tanto, Ana María González, de la agrupación de danza árabe Jamila Sharik, remarcó el impacto del proceso en su mirada sobre el envejecimiento: “Aprendimos que somos capaces de plantearnos objetivos, de reunirnos, de sacar proyectos. Ser persona mayor no significa quedarse en la casa sin hacer nada”.

Cada testimonio, a su modo, reafirmó el mismo mensaje: yo puedo aprender, yo puedo participar, yo puedo liderar.

“La participación no tiene edad”

El momento más emotivo llegó con el mensaje de la Dra. Agnieszka Bozanic, presidenta de Fundación Geroactivismo, quien sintetizó el profundo sentido del programa: “Hemos vivido algo que no es común: un espacio donde son escuchados. Agradezco a cada uno que abrió el corazón y se atrevió a contar su historia. Son la prueba viva de que la participación no tiene edad”.

Asimismo, resaltó los aprendizajes de este curso que también se realiza en la Región de Valparaíso. “Durante el desarrollo del programa, las y los participantes reflexionaron sobre la relación entre cuerpo, poder y placer, y exploraron estrategias para involucrarse activamente en la toma de decisiones públicas a nivel municipal, regional y nacional. También aprendieron a utilizar herramientas de inteligencia artificial de manera sencilla para elaborar proyectos con mayor rapidez, revisaron leyes que fortalecen sus derechos como ciudadanos y descubrieron cómo el arte puede convertirse en un aliado para visibilizar sus demandas y promover transformaciones en sus comunidades”, puntualizó Bozanic.

Sus palabras resonaron como un cierre perfecto para una experiencia que no solo entregó herramientas, sino que también fortaleció la identidad colectiva de personas mayores activas, creativas y con un rol comunitario indispensable.

La jornada concluyó con una celebración, donde los abrazos, las risas y las conversaciones reafirmaron lo que ya había quedado claro: la edad no es un límite, y el “Yo puedo” es un motor poderoso para seguir transformando sus territorios y sus propias vidas.

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